Receta de Croquetas de calamares en su tinta
Si en casa gusta mucho comer croquetas, puedes hacerlas un poco diferentes. Apunta los pasos de estas croquetas de calamares en su tinta.
Estas croquetas de calamares en su tinta son una preparación ideal si se quiere que los niños coman mariscos y no les gustan, porque como todo está picado no hay nada que indique la procedencia del plato. Las croquetas de calamares quedan estupendas si se preparan con la masa bien fría, de nevera, y si es de un día para otro mucho mejor, pues la masa estará más manejable que cuando está acabada de hacer.
Las croquetas son la receta por excelencia de aprovechamiento, pues precisamente se hacían con las carnes sobrantes de guisos o de preparaciones anteriores. La ventaja de hacerlas de calamar es que se les pueden poner hasta los tentáculos y los niños ni lo notarán, pues porque todo se vuelve un picadillo. Además, el calamar es muy nutritivo y una poderosa fuente de proteínas. Son bajos en calorías y en grasas, aunque si se hacen fritos o rebozados, se pierde esta ventaja.
Ingredientes:
Cómo preparar las croquetas de calamares en su tinta:
- Picar la cebolla y el pimiento
- Trocear los calamares lo más pequeño posible.
- En una cazuela, echar aceite y dorar la cebolla, hasta que cristalice.
- Añadir el pimiento y mover.
- Cuando todo esté mezclado, agregar el calamar y mover para que se haga uniformemente.
- Aparte, incorporar a la salsa bechamel espesa la tinta del calamar. Agregarla al sofrito previo.
- Rectificar de sal y pimienta, remover bien.
- Reservar en la nevera de un día para otro.
- Al día siguiente, formar las croquetas (redondas u ovaladas). Pasarlas por harina, por el huevo batido y después por el pan rallado.
- En una cacerola grande, poner abundante aceite. Cuando esté caliente, freír las croquetas hasta que se doren por todos lados.
Estas croquetas de calamares en su tinta te servirán tanto para un aperitivo como para un picoteo, o como un entrante. Si las vas a servir de aperitivo, lo mejor sería hacer las croquetas mucho más pequeñas, del tamaño de un bocado.
Si las vas a poner como entrante, sírvelas con una ensalada fresca, verde. Lo mejor, es que las consumas inmediatamente después de haberlas frito. Puedes acompañar con una salsa mahonesa casera, a la que le puedes añadir unas cucharadas de nata o queso crema. El contraste les encantará a todos.